Siria y Rojava: paremos las masacres

David Karvala

Hay que rechazar el ataque turco contra Rojava, sin lugar a dudas. Se trata de una agresión brutal con diversos objetivos. En primera instancia, es un ataque directo contra las aspiraciones nacionales del pueblo kurdo, intentando eliminar el espacio autónomo que han creado en el norte de Siria. Segundo, quieren expulsar de Turquía, y reubicar en el territorio nuevamente ocupado, a la gente siria que actualmente busca refugio dentro de Turquía. Esto a su vez representa un intento de cambiar la demografía de territorios históricamente kurdos, mediante la reubicación de gente árabe: matar dos pájaros de un tiro.

Por tanto, se trata de una agresión militar, para facilitar la expulsión masiva de gente refugiada; son motivos más que suficientes para estar en contra.

Pero la historia no empezó la semana pasada. Hay muchos más elementos que hay que tener en cuenta si se quiere entender la situación y responder de manera adecuada.

La alianza del PKK con EEUU

La crisis surge porque Donald Trump ha dado por concluida la alianza de la dirección del partido kurdo PKK —y su sucursal siria, el PYD— con su país.

EEUU es la principal potencia entre los casi 80 Estados que forman la “Coalición global” contra Daesh. Aparte del país norteamericano, la Coalición incluye otros muchos conocidos defensores de la democracia y los derechos humanos como la Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, Egipto, Hungría, Turquía, Italia… (La web de la “coalición” habla del papel destacado jugado por Italia en estos últimos años… la misma Italia de Salvini, que ha entrenado a 20.000 policías kurdos e iraquíes.)

En la web del Consejo Democrático Sirio —cuyo integrante principal son las fuerzas kurdas del PKK-PYD— podemos leer esta declaración:

“Hemos sido un socio local comprometido con Estados Unidos en la lucha contra ISIS. Hemos participado activamente y de buena fe con la Coalición Global dirigida por Estados Unidos para derrotar a ISIS.”

El Consejo es el brazo político de las Fuerzas Democráticas Sirias, en cuya entrada en Wikipedia en castellano consta: “Aliados: Estados Unidos, Rusia”. La entrada en inglés incluye una lista más larga de alianzas que también empieza por EEUU. Recordemos que el principal elemento de las “Fuerzas Democráticas Sirias” son las milicias del PKK-PYD.

Un ejemplo de los resultados prácticos de esta coalición es el ataque que destrozó la ciudad de Raqqa en 2017.

Según la agencia AP el 6 de junio de 2017: “Talal Sillo, portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por los kurdos, dijo a los periodistas que las operaciones habían comenzado en coordinación con la coalición liderada por Estados Unidos. ‘Declaramos hoy el comienzo de la gran batalla para liberar la ciudad de Raqqa, la supuesta capital del terrorismo y los terroristas… La moral es alta y la preparación militar para implementar el plan militar está completa, en coordinación con la coalición liderada por Estados Unidos’.”

Más tarde se vio lo que significó esta retórica bélica. Amnistía Internacional informó en abril de 2019, tras una detallada investigación: “Miles de civiles murieron o resultaron heridos en la ofensiva lanzada por la coalición dirigida por Estados Unidos para librar Raqqa del Estado Islámico… Muchos de los bombardeos aéreos fueron poco precisos, y decenas de miles de ataques de artillería fueron indiscriminados…” Habló de “la pérdida de más de 1.600 vidas civiles como consecuencia directa de miles de ataques aéreos estadounidenses, británicos y franceses y decenas de ataques de artillería estadounidenses, efectuados en la campaña militar de la coalición contra Raqqa de junio a octubre de 2017.”

Las milicias del PKK-PYD deben ser los colaboradores en crímenes de guerra estadounidenses más celebrados jamás por (ciertos) militantes de la izquierda radical occidental, que cuelgan sus fotos por doquier.

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Raqqa

La colaboración del PKK con el régimen sirio

Sin embargo, hace décadas —cuando una alianza con EEUU hubiera sido impensable para este partido kurdo, entonces una organización férreamente estalinista (en vez de férreamente “libertaria”)— el PKK ya colaboraba con el régimen de los Assad.

Jordi Tejel, historiador del movimiento kurdo explica, en una entrevista muy reveladora que el PKK se instaló en Siria en los 80, gracias al apoyo del régimen: “El PKK de Abdullah Öcalan se impone [en Kurdistán sirio] porque entra con una ideología más potente y con el apoyo del régimen sirio, que le permite abrir oficinas en las zonas kurdas del país, mientras los demás partidos son clandestinos… Para el PKK… todo son facilidades. De hecho, el régimen de Hafez el Asad daba a elegir a los jóvenes kurdos entre hacer el servicio militar o unirse al PKK, para hacer la guerra en Turquía.”

Tras el inicio de la revolución siria en 2011, Bashar Al-Assad aceptó la creación de la autonomía kurda de Rojava, para no tener que dedicar recursos a controlar directamente este territorio (aunque seguía habiendo presencia del régimen allá). Este pacto le permitió al régimen concentrar sus fuerzas armadas en la represión de la revolución en el resto del Estado sirio. Fue por tanto un factor contribuyente al total de medio millón de muertes, sobre todo a manos de Assad, desde 2011.

Ahora, tras el abandono de EEUU, los dirigentes kurdos han anunciado lo siguiente: “El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Democráticas Sirias, Mazlum Abdi: ‘Estamos considerando una asociación con el presidente sirio Bashar al-Assad, con el objetivo de luchar contra las fuerzas turcas’.” Como hemos visto, se trataría meramente de fortalecer una relación que viene de lejos.

La realidad del régimen del PKK-PYD en Rojava

Mucha gente libertaria en occidente apoya al PKK-PYD debido a su adopción repentina de discursos libertarios. Sin embargo, la realidad de la vida bajo este partido es muy diferente. Citando de nuevo a Tejel:

“Royava está abierta a todo el mundo, kurdos, cristianos, árabes, etc. con la condición de que estés de acuerdo con la ideología del PYD, que es la del PKK. Los otros partidos no pueden participar… ‘Nosotros somos los representantes de los kurdos’, vienen a decir. Pero por ejemplo, antes de ellos, ya había organizaciones de mujeres kurdas. Ahora, en cambio, solo hay una forma autorizada de feminismo, que es la suya.”

Hay mucha más información fidedigna en el mismo sentido, para quien quiera consultarla.

¿Pactos desde arriba o solidaridad desde abajo?

Ha sido un fallo histórico de las diversas direcciones kurdas, en los diferentes Estados, el llegar a pactos con Estados cercanos, a veces a expensas de la población kurda de ese otro Estado. Esto, evidentemente, no contribuye a superar las históricas divisiones dentro del pueblo kurdo.

En general, se trata de la falsa lógica de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. La verdad es que, a menudo, el enemigo de tu enemigo… también es tu enemigo.

Ya es de por sí un error el confiar en uno u otro Estado capitalista o burguesía, porque te acaban traicionando. Pero parte del problema es que la búsqueda de pactos desde arriba impide el tejer las únicas alianzas reales posibles, que se basan en la solidaridad desde abajo.

El hecho de haber mantenido la alianza con Assad mientras éste masacraba a la población árabe de Siria y a la revolución —con unos 500.000 muertos— contribuyó a la hostilidad hacia la población kurda entre la gente árabe de Siria. Ésta ya existía, tristemente, y ha sido una grave debilidad de la revolución siria. Sólo los sectores más comprometidos entre la población árabe han mantenido una visión internacionalista en esta cuestión, defendiendo los derechos nacionales del pueblo kurdo.

Por otro lado está la colaboración del PKK-PYD con EEUU, odiado entre las poblaciones de la región como el verdugo de Afganistán e Irak.

Si los dirigentes kurdos se hubieran sumado plenamente en 2011 a la lucha contra el régimen de los Assad, enemigo común de toda la gente corriente de Siria, se le podría haber derrotado y hoy estaríamos en una situación muy diferente. Su “realismo” los llevó en otra dirección, por un camino que los ha traído hasta aquí.

Con sus alianzas actuales, tanto con la “coalición global” como con el régimen, y las resultantes recientes operaciones militares, la dirección del PKK-PYD ha dificultado enormemente la única salida real para la región que, insisto, se basa en la solidaridad desde abajo entre los pueblos.

¿Rojava antifascista?

Un argumento típico dentro de la izquierda occidental es que Rojava representa una lucha antifascista, frente a una Turquía y Daesh “fascistas”.

Si fuera así, sería una lucha antifascista con aliados muy extraños, como EEUU, Arabia Saudita… y de hecho la propia Turquía, que también forma parte de la “coalición global”.

En realidad, no tiene sentido etiquetar ni a Turquía ni a Daesh de fascistas.

El gobierno de Erdogan en Turquía es claramente autoritario y represor. Pero hasta cierto punto, lo son todos los Estados capitalistas del mundo, es decir, todos, dado que actualmente no existe ningún Estado no-capitalista. El pasado junio, y a pesar de sus maniobras, el partido de Erdogan perdió el ayuntamiento de Estambul, una derrota muy importante. Los regímenes fascistas no pierden elecciones. Ante el intento de golpe militar contra Erdogan en 2016, la organización de la izquierda revolucionaria en Turquía, DSIP (grupo hermano de Marx21), tomó una posición firme de rechazo al golpe, y un militante suyo nos explicó que el gobierno actual no era fascista. Pese al autoritarismo de Erdogan, las luchas sociales, la lucha sindical, alternativas políticas… siguen existiendo. El fascismo real sería mucho peor que esto.

Para entender qué representa y de dónde viene Daesh, en vez de depender de unos tuits y fotos, es más útil leer el análisis detallado de Txell Bragulat, Los orígenes de “Estado Islámico”.

El mundo político no se divide simplemente entre movimientos super guais por un lado y fascistas por el otro. Hay mil matices más, incluso entre los sectores reaccionarios. Sin ir más lejos, muchos de los argumentos esgrimidos para tildar a Daesh de fascista podrían aplicarse de igual manera a Sendero Luminoso, en el Perú de los 80. Por supuesto, la brutalidad y el sectarismo extremo de Sendero sólo podían entenderse en el contexto de las acciones represivas del Estado peruano.

De la misma manera, y como explica Txell Bragulat, Daesh debe analizarse en el contexto de la ocupación estadounidense de Irak; la deriva “islamista” de muchos antiguos oficiales de Saddam Hussein; luego las acciones de Assad en Siria… El resultado es violento y reaccionario, pero no es equiparable a una organización fascista.

(Se me ocurren dos organizaciones realmente fascistas en la región: ambas son del Líbano, y ambas han sido aliadas de los Assad. La Falange fue fundada por un dirigente maronita cristiano en 1936 bajo la inspiración del fascismo europeo. En 1982, protagonizó las matanzas de Sabra y Chatila. Poco antes, en 1976, Hafez Al Assad había enviado tropas sirias al Líbano para respaldar a la Falange, frente a la amenaza de una revolución impulsada por las fuerzas palestinas. Otro grupo fascista es el Partido Nacional Socialista Sirio, aliado permanente del régimen sirio y, tristemente, de Hezbolá.)

En resumen, Daesh no es fascista pero sí es fruto de las acciones de EEUU en Irak y Assad en Siria… precisamente las fuerzas con las que las direcciones kurdas han colaborado.

Por otro lado, hay que preguntarse si la facilidad con la que se etiqueta a Erdogan y Daesh de fascistas (y no a Assad y Sendero Luminoso, por ejemplo) tiene que ver con el hecho de que se les asocia con el islam político.

De todas maneras, Rojava puede representar muchas cosas, pero no es una lucha antifascista.

Toca un “Mea culpa”

Ante el anuncio de que EEUU finaliza su presencia en Rojava y su apoyo al PKK-PYD, ha habido una ola de llamadas a la movilización. Como se ha dicho al principio, hay que rechazar el ataque turco, pero no se puede ignorar todo lo demás.

Sobre todo, aquellos sectores de la izquierda europea que han dado la espalda a la revolución siria durante 8 años, mientras Assad y sus aliados han masacrado a medio millón de personas (es la tercera vez en este texto que se repite la cifra, pero parece que aún hoy hay gente que no se ha enterado) no están en condiciones de dar lecciones acerca de nada relacionado con conflictos bélicos y la defensa de vidas inocentes.

Oí a un activista catalán declarar que este conflicto era lo más importante que hay, en parte porque un colega suyo, otro catalán, estaba en Rojava, haciendo trabajo de solidaridad, y ahora se encontraba en peligro. Por supuesto que su familia y sus amistades estarán preocupadas por él, es normal. Pero esgrimir un argumento así cuando han muerto (repitámoslo) medio millón de hombres, mujeres, niños y niñas a manos de la dictadura es impresentable. Incluso podría dar la impresión de que se piensa que una vida europea vale más que todas esas vidas sirias.

Si se quiere una movilización real ante el ataque actual, se requiere, por parte de las personas más implicadas en la política seguida por ciertos sectores “antiimperialistas”, una sincera “mea culpa”. Fue imperdonable el no haber alzado la voz (salvando pocas contadas y dignas excepciones) ante las masacres de Assad, Putin y cía. Fue imperdonable no haber advertido contra la alianza del PKK-PYD con EEUU, incluso, en algunos casos, haberla justificado mediante argumentos bizantinos pero vacíos.

Si no quieren reconocer los errores cometidos, si no intentan aprender de ellos, se confirma que nadie puede fiarse de ellos y de sus políticas.

El dolor y el cinismo de muchos activistas sirios ante esta situación son comprensibles. Tienen todo el derecho del mundo a preguntar “¿dónde estabais cuando nuestras familias fueron las que morían?”

Aún así, paremos las guerras

Pero aún así, no hay que ceder a esta tentación. O más bien, se puede y se debe lanzar este grito, pero también hay que hacer lo posible para conseguir que se acaben las matanzas. Es tarde, pero si no ahora, ¿cuándo?

Si se permite que Turquía ataque a Kurdistán sin respuesta, el resultado inevitable será una masacre entre la población civil. No serán los dirigentes del PKK-PYD los que paguen el precio por sus políticas terribles, sino hombres, mujeres, niños y niñas corrientes de Kurdistán. En conjunto, será otro paso en la impunidad de los Estados represores.

Las pocas fuerzas que existen en la región que defienden el socialismo desde abajo y el internacionalismo entienden esto perfectamente.

El Devrimci Sosyalist İşçi Partisi (Partido Revolucionario Socialista de los Trabajadores, organización hermana de Marx21 en Turquía) publicó una declaración contra el ataque y en solidaridad con la gente refugiada: “Hacemos un llamado a todos los que abogan por la vida y desean un futuro mejor a apoyar la paz y el diálogo en lugar de las opciones militares y a solidarizarse con los refugiados contra el racismo y los retornos forzados… Sólo la unidad de los trabajadores puede detener la guerra y el racismo.”

La Corriente Revolucionaria de Izquierdas, que forma parte de la revolución en Siria, se ha declarado por la movilización contra la agresión turca.

Ghayath Naisse, un dirigente de la corriente (que yo sepa su única cara pública, porque él vive en el exilio; la militancia del grupo dentro del país se supone que vive bajo la clandestinidad) ha condenado el ataque, añadiendo: “Repetimos mil veces que cualquier apuesta por los países imperialistas es una apuesta perdida y destructiva para cualquier proyecto de liberación. La apuesta correcta es por las masas populares y sus fuerzas democráticas y de izquierda en nuestro país, la región y el mundo. ¡Ni Moscú ni Washington!”

La tarea no es tan inusual. Hay que protestar contra el imperialismo; en este caso un Estado mediano de la OTAN que lleva a cabo un ataque asesino. El rechazo a este ataque no debe depender de si te cae bien o no la dirección política del pueblo atacado.

Recordemos la guerra de EEUU contra Irak en 2003. El conjunto del movimiento antiguerra nunca alabó al régimen de Saddam Hussein (salvando algunos sectores minoritarios); la base del rechazo a la guerra era la oposición a la agresión imperialista y la conciencia de que quien sufriría y moriría bajo las bombas era la población civil.

No se trata de equiparar el PKK-PYD con Saddam Hussein, pero aún así, se aplica el mismo principio. Podemos y debemos rechazar esta agresión sin ninguna necesidad de alabar o edulcorar al objetivo del ataque.

Los sectores que sí quieren falsificar la historia o repetir mitos acerca del PKK-PYD son libres de hacerlo en su propio nombre, pero no pueden ni deben condicionar el rechazo al ataque turco al hecho de compartir esta actitud. La base del rechazo al ataque no puede ser el hecho de compartir la política del PKK-PYD.

Y si se quiere tener una mínima credibilidad, como se ha comentado, el rechazo a esta agresión debe incluir en su discurso el hecho de que las masacres no empezaron esta semana, ni se limitan al territorio kurdo. La honestidad —un elemento esencial de cualquier movimiento serio— exige reconocer la tragedia que ha sufrido —y aún sufre— el conjunto del pueblo sirio a manos de la dictadura.

La tarea es movilizarse para que no se añada otra tragedia más a la larga lista que ya se ha vivido.

La portada del periódico del DSIP. El titular Baris significa «Paz».


Enlaces útiles

Esencial entrevista a Jordi Tejel, “Los kurdos de Siria no tienen más alternativa que volver a los brazos del régimen”: https://www.lavanguardia.com/internacional/20191009/47875777906/entrevista-jordi-tejel-historiador-kurdos-siria.html

La “coalición global” de EEUU, Arabia Saudita etc: https://theglobalcoalition.org

Syrian Democratic Council (Consejo Democrático Sirio, la fuerza liderada por el PKK-PYD): http://m-syria-d.com/en/

Tadamon, modesta plataforma de solidaridad con las luchas populares en Oriente Medio, sobre todo con el pueblo sirio. http://tadamon.cat

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