Spiderman vs Superman, un análisis marxista

Juan A. Gilabert

Desde hace tiempo, quería escribir este artículo, pero me frenaba que fuera demasiado friki. Todo mi temor se desvaneció cuando me enteré que mis compañeras británicas hicieron una charla sobre el tema, dentro de las jornadas del Socialist Workers Party que se realizan todos los años en Londres, bajo el nombre de Marxism Festival, y que reúnen a compañeras a lo largo de todo el mundo. Ninguna temática escapa al análisis marxista.

Desde que tengo uso de razón, siempre me han interesado los cómic o tebeos. En especial, dos superhéroes norteamericanos, uno de la factoría Marvel y el otro de D.C. Spiderman (publicado inicialmente en 1962) y Superman (publicado inicialmente en 1933) son dos iconos que siempre me han acompañado.

Creo que no hace falta relatar la historia de ninguno de los dos, puesto que son archiconocidos. Por eso voy a comentar sólo que el segundo es un noble que viene a la Tierra desde su planeta, que es destruido y es acogido por una familia sin hijos, criándose en el medio oeste de EEUU. En cambio, Spiderman es el hijo de una pareja trabajadora del barrio de Queens, Nueva York, criado por su tía y su tío en el mismo barrio. Ambos superhéroes estudian en institutos públicos y ambos ocultan sus identidades. Ambos son el resultado del tiempo en el que fueron creados.

Superman es la respuesta a la crisis económica de 1929 y hace pensar al público que la crisis económica y la subida del fascismo pueden destruir la Tierra, por lo que hay que volver a los ideales familiares y al medio ambiente, pero sigue siendo un modelo conservador. Su moralidad está dirigida por sus dos figuras paternas: su padre genético llamado Kai-El, un gran potentado en su planeta de origen, y su padre adoptivo, un pequeño granjero, llamado Jonathan Kent. El primero le dice que ayude a la humanidad, pero que no se mezcle con los seres humanos, que son seres simples, aunque con posibilidades. El segundo le dice que se esconda y pase desapercibido cuando no sea Superman, porque el mundo es cruel y él no podrá integrarse.

El único punto discordante en la vida de Superman es su compañera de trabajo, Lois Lane. Una periodista de investigación galardonada con muchos premios. Ella lleva a Clark Kent/Superman a replantearse las cosas y hasta discutir con su padre biológico, cuando comienza una relación sentimental con ella. Supone uno de los primeros personajes femeninos del cómic, que engrandecen al personaje principal. Son los años 30 y el feminismo, tras la Primera Guerra Mundial, está en alza. En 1920, las mujeres pueden ya votar en EEUU y eso se nota… pero todo esto lo veremos en otro momento.

Spiderman es el resultado de la contracultura que se está viviendo en el mundo en 1962. Es el primer personaje que se cría en una familia de carácter nuevo para la época, en medio de un barrio obrero y en una escuela pública en una gran ciudad. El hombre araña, como también se conocía a este personaje hasta el siglo XXI, no ha cambiado en nada. Para mí, era un referente, porque como él, salvando las distancias, soy de barrio obrero, dentro de un pueblo dormitorio de una gran ciudad como Sevilla.

Peter Parker, el alter ego de Spiderman, no tiene los poderes incorporados, sino los tiene por un accidente de laboratorio. Desde joven tiene que salir adelante y aprender solo en un mundo cambiante. Cosa que, desde su salida a venta, siempre ha gustado a la juventud de todo el mundo industrializado. El hombre araña es la imagen de una juventud que se ha criado a la sombra del mal llamado Primer Mundo, donde la gran urbe, escupe a la juventud obrera que no ve ni futuro ni trabajo fijo… Peter Parker es un fotógrafo sin contrato en el periódico en el que trabaja, con lo que no puede ni independizarse de sus tíos. Además, baja aun más cuando su tío muere. Pero pese a ello, Spiderman es un joven que no necesita de maestros de mayor edad para ser un superhéroe. Se hace a sí mismo dentro de un grupo de ayudantes de su barrio, de diversas edades, que lo consideran un igual. Aunque Spiderman, como el resto de superhéroes, sigue anclado en la familia. Su abuela es su punto débil y, es la encargada de meterle en la cabeza todos los mensajes conservadores.

Todo esto está muy bien hasta que en el siglo XXI, llega la gran crisis económica de 2008-2010 y por sorpresa, el personaje de Spiderman se infantiliza. Se le hace escudero de uno de los iconos conservadores de los comic de Marvel: Iron Man. El hombre de hierro es un personaje en la imagen de un gran capitalista. Es superhéroe en base a su dinero conseguido con la venta de armas. Se arrepiente de vender armas a “los malos” pero sigue vendiéndoselas al ejército de EEUU, que como todas sabemos es el principal generador de guerras y uno de los más contaminantes del planeta.

Iron Man es el que enseña al nuevo Spiderman cómo tiene que ser y, a cambio, le da todo el equipo para ser el nuevo superhéroe. Ya no es la araña radiactiva la que le da los poderes, sino el gran capital. Además, las nuevas publicaciones de Spiderman le hacen cambiar su historia y de ser huérfano de una pareja obrera pasa a descender de una pareja de científicos que trabajan para el gobierno.

En mi opinión, ver la evolución del hombre araña, desde que nació en los 60 hasta hoy, nos demuestra cómo van cambiando los cánones del capitalismo para llegar a la clase obrera y ofrecerle un anzuelo para que siga creyendo que aunque cambien las circunstancias, todo sigue igual.

Yo seguiré leyendo los cómic de Marvel y DC porque me entretienen y permiten analizar la evolución del mensaje capitalista. Y cuando triunfemos en la revolución, seguiremos leyendo cómic, pero reflejando la lucha colectiva por una nueva sociedad en construcción desde abajo.


Juan A. Gilabert es militante de Marx21 Andalucía

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