David Karvala
Hay que rechazar el ataque turco contra Rojava, sin lugar a dudas. Se trata de una agresión brutal con diversos objetivos. En primera instancia, es un ataque directo contra las aspiraciones nacionales del pueblo kurdo, intentando eliminar el espacio autónomo que han creado en el norte de Siria. Segundo, quieren expulsar de Turquía, y reubicar en el territorio nuevamente ocupado, a la gente siria que actualmente busca refugio dentro de Turquía. Esto a su vez representa un intento de cambiar la demografía de territorios históricamente kurdos, mediante la reubicación de gente árabe: matar dos pájaros de un tiro.
Por tanto, se trata de una agresión militar, para facilitar la expulsión masiva de gente refugiada; son motivos más que suficientes para estar en contra.
Pero la historia no empezó la semana pasada. Hay muchos más elementos que hay que tener en cuenta si se quiere entender la situación y responder de manera adecuada.